Jordi Évole le enseña a Joan J. Queralt un estudio del CIS que publica que la corrupción marca su récord como segundo problema de España. El catedrático de derecho penal de la UB asegura que “antiguamente había la misma corrupción que ahora, pero que en un momento de penuria llama más la atención”.

Joan comenta que la justicia va a resolver los problemas de corrupción, pero no se sabe cuándo porque “es un elefante al que le están intentando cortar los colmillos”. Se los está intentando quitar el “poder político”. Esto se hace “haciendo leyes como las que hacemos ahora donde no haya jueces de refuerzo”.

El periodista le enseña otro titular: “El Gobierno desmantela la unidad que investigó a Urdangarin y Matas”. “En el mejor de los casos, un disparate”, comenta el catedrático.

Évole le dice que puede haber ciudadanos que piensen que cómo hay recortes en Educación y Sanidad, cómo no los va a haber en Justicia. “Los recortes en Justicia es el chocolate del loro”, comenta Joan, “es poquísima cosa”. “Los que tienen las intenciones de recortar, ganarán”.

La experiencia le dice que “se va a hacer justicia”. Y es que, España ha metido en la cárcel a un ministro del Interior, al secretario de Estado, al general de la Guardia Civil más laureado, a unidades antiterroristas enteras…

Asegura que a la gente que dice que a Bárcenas y a Urdangarin no les va a pasar nada que “le den tiempo al tiempo”. “No va a ser mañana porque muchas veces confundimos justicia con venganza y la rabia con la justicia”, explica Joan.

"La justicia ha dejado de ser la criada de los poderosos"

El catedrático comenta que muchas veces, los jueces ‘amigos’ de políticos, luego no lo son. Ejemplifica con el caso 11-M del juez del Olmo donde se le quiso apartar. “No le querían los que estaban de lado de la teoría de la conspiración”, comenta.

Hay voluntad política para acabar con la corrupción “de cara afuera”. Joan explica que un imputado es alguien contra quien el juez le dice “yo tengo indicios racionales y solventes de que usted ha podido cometer este delito”.

Un imputado que se dedica a la política “tendría que apartarse de la vida política por una razón muy sencilla: tiene conflicto de intereses, no le puede dedicar el mismo tiempo a la gestión de lo público y a defenderse”.

“La corrupción se ha enquistado en nuestro sistema. Se hace una red para hacer de la corrupción un negocio”. La solución está en que “se castigue”. “La justicia ha dejado de ser la criada de los poderosos”, ahora “juega otra liga”.