El primer paso para conseguir el certificado para volar empieza acudiendo a un centro de medicina aeroespacial homologado por la normativa europea. Comienza con la realización de análisis de sangre y orina para conocer el estado de salud general y determinar si hay abuso de drogas o alcohol.
A continuación, hay que pasar una entrevista con el médico examinador, que interpreta lo resultados, recoge sus antecedentes médicos y le hace una serie de preguntas sobre salud física y mental.
En las rutas específicas, se revisa la visión, se comprueban los niveles de audición, se realiza un electrograma y se controla la capacidad pulmonar.
De ahí, al departamento de psicología. Donde se hace un test previo sobre antecedentes propios y familiares de consumo de drogas y alcohol, episodios de violencia, internamiento psiquiátrico, depresión, ansiedad, intentos de suicidio, problemas con la justicia o incidentes aéreos.
En la segunda fase se hacen pruebas para medir la capacidad de reacción, la percepción espacial y se contesta a un test de inteligencia básica y de personalidad.
Los resultados obtenidos sirven de orientación para la entrevista con el médico psicológico. Hay que contestar a un test más exhaustivo.
Si el aspirante pasa este examen exhaustivo, obtiene un certificado que le capacita física y mentalmente para volar. ¿Y qué pasa a partir de ahí?. Que se hace una revisión anual, con pruebas más básicas que no incluyen el examen psicológico a no ser que el médico aeronáutico detecte algo anormal.
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