En la lonja de Fisterra, escasea su producto más emblemático, el pulpo. Donde antes había un centenar de cajas de pulpo, ahora apenas hay tres. Encontrar pulpo gallego fresco es casi imposible.

Lo achacan a la climatología y a que un mes de veda impuesto por la Xunta de Galicia es insuficiente para que el animal desove y críe debidamente. Los topes son de 30 kg. por barco y otros 30 por cada tripulante. Los que salen no llegan ni a eso.

Hay poco pulpo y muy caro. Las nasas están listas pero tienen que aparcarlas y buscarse la vida capturando otras especies. A falta de pulpo fresco, siempre nos quedará el congelado.