Díaz Ferrán, también expresidente de la CEOE, un hombre religioso, pero que lo del voto de pobreza lo usa a su antojo. La primera vez que Díaz Ferrán se convirtió en pobre fue en 2010. Se declaró insolvente para sacar al concurso de acreedores el grupo Marsans.
La segunda, en diciembre de 2012. El juez le envió a prisión, y él le escribió para decir que no tenía dinero ni para el abogado, ni para pagar los costes. Dijo que no tenía para comer y tampoco para ni para higiene. Habló de “mínima subsistencia”, de “dignidad personal" y solicitó que levantara el embargo de sus cuentas para “cubrir sus necesidades personales y las de su cónyugue”. Nos interesamos por la respuesta que obtuvo, no de un auto, sino de la Biblia. Mateo 19:24: “Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios”.
Díaz Ferrán lo tiene complicado
88 millones de euros de patrimonio inmobiliario. Es lo que estimó la Policía que tenía el expresidente de los empresarios. 19 propiedades entre plazas de garaje, gasolineras, locales comerciales ex zonas exclusivas de Madrid, pisos y apartamentos en Madrid, Málaga, Mallorca, Menorca y 2 en Nueva York por un total de 7 millones de euros.
Además, la estrella, una finca toledana, ‘El Alamín’, con castillo histórico incluido, valorada en 40 millones de euros. Muchos metros cuadrados donde buscar, pero la policía buscó y encontró. Concretamente, 150.000 euros en metálico y un lingote de 1 kilo de oro.
El juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, pudo comprobar como el hombre que no tenía para comida e higiene sí tenía para un yate, varios coches de gama altísima y con multas recientes a su nombre. Así que por mucho que el expresidente de la patronal promoviera el voto de pobreza entre los españoles pidiéndoles que trabajaran más y cobraran más , ahora, después de ver la confesión de Ángel de Cabo, el juez cada vez tendrá más claro que su situación actual no tiene otra causa que sí mismo.