En solo ocho años seremos menos, pero, sobre todo, más viejos. Al menos eso dicen los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Los españoles vamos camino de ser los mayores del viejo continente.

Quedan atrás los días en los que España era una país receptor de inmigración, con trabajo y buenas cifras de natalidad. Porque justamente es en estos aspectos donde la tendencia se ha dado la vuelta.

La crisis parece ser uno de los motivos clave. Los españoles, sobre todo los jóvenes, tienen que coger las maletas e ir a otros países a buscar suerte. Alemania, Francia o incluso Estados Unidos son algunos de los destinos elegidos, la cuestión es encontrar trabajo.

Durante la primera década del siglo XXI, España era el país escogido por muchos extranjeros para empezar una nueva vida. Unos años en que la población española llegó a superar los 47 millones de habitantes.

Pero una vez más la crisis y la falta de trabajo revirtió la tendencia. Y solo en 2013 120.000 inmigrantes decidieron abandonar nuestro país. Desde 2009 la tasa de natalidad es sistemáticamente negativa y esto se debe a dos razones.

La inmigración tenía un impacto muy favorable en los datos de nacimiento. Los extranjeros tienen tradicionalmente más hijos que los españoles. Porque este es el gran problema.

Y las españolas tienen de media 1,3 hijos, cuando los datos nos cuentan que para mantener el crecimiento es necesario tener al menos dos. Entonces ¿Qué futuro nos espera? Las previsiones del INE son claras.

En 2023, habrá 2,6 millones de habitantes menos en España y la mortalidad aumentará por el envejecimiento y fallecerán más personas de las que nacen. Pero eso no es todo, en ese año vivirán en nuestro país diez millones de mayores de 64 años, dos millones de octogenarios y casi 25.000 centenarios.

Cifras que reflejan problemas futuros como el pago de las pensiones, los gastos sanitarios y los de dependencia. ¿Porque si no hay jóvenes que pagan, como vivirán los viejos?