De poblado chabolista y supermercado de la droga a colonia de adosados de dos plantas con jardineras. La Comunidad de Madrid quiere trasformar los famosos bunkers de la droga de la Cañada Real en unos preciosos chalets con garajes de puertas blancas, y sustituir infraviviendas y columpios de bidones por amplios espacios verdes y calles peatonales.

Esperanza Aguirre lo intentó hace cinco años a golpe de excavadoras, pero una violencia sin precedentes le obligó a cancelar sus planes.

Hoy, Ignacio González ha presentado su nuevo plan para trasformar la Cañada con traje y corbata. Habla de reurbanizar y dar a los vecinos facilidades para que compren legalmente nuevas casas.

Eso para quienes viven ilegales, pero no en infraviviendas. Para este sector, el más conflictivo, hay un plan especial de actuación a diez años, para realojarlos y construir un polígono industrial.