La intoxicación alimentaria ocurre cuando ingerimos alimentos o agua que contienen bacterias, parásitos o virus. Hay factores, como el calor o las comidas al aire libre, que pueden incrementar la posibilidad de sufrir una intoxicación en verano. El nutricionista Luis Alberto Zamora ha explicado en Más Vale Tarde cómo debemos tratar los alimentos para evitar ponernos malos.

La primera regla, por repetitiva que suene, es la de lavarse las manos antes de manipular la comida. Y es que las manos resultan el vehículo perfecto para expandir por todos lados las bacterias, como ocurre con el coronavirus.

Una vez teniendo esta claro, hay que saber que un cuarto de las toxiinfecciones alimentarias vienen de una mala temperatura. Por eso, el lugar en el que se coloca cada alimento dentro del frigorífico es esencial.

La parte de abajo, más cercana al congelador, es la más fría (a unos 2ºC). Aquí debemos colocar las carnes, los pescados y los alimentos recién descongelados.

Después irían las frutas y las verduras; seguidas en la parte superior de los fiambres y alimentos ya cocinados. Por último, los huevos y lácteos hay que ponerlos arriba y no en la puerta (a unos 8ºC).

También hay que evitar la contaminación cruzada desde alimentos sin cocinar a alimentos que ya están cocinados. Hay alimentos que en crudo siempre presentan algún tipo de bacterias, como el pollo, por lo que deben de manipularse con más precaución.

Si por ejemplo utilizamos un mismo cuchillo en estos alimentos crudos y en alimentos como las verduras, estaremos favoreciendo la contaminación cruzada. En este sentido también hay que prestar atención a la bayeta que habitualmente utilizamos para limpiar toda la cocina, esparciendo las bacterias y virus.