Un equipo de Liarla Pardo ha viajado hasta Granada para conocer de primera mano el calvario que viven los vecinos de cuatro barrios de la zona norte de la ciudad.

Desde 2009 llevan sufriendo cortes eléctricos continuos que les impiden hacer su vida habitual y que suponen un auténtico quebradero de difícil solución para ellos.

La historia de Elena es una historia a oscuras, esta granadina apunta en un cuaderno cada vez que se queda sin luz en su casa. Desde 2015 lleva haciendo anotaciones y la lista es interminable.

Elena no sabe qué hacer para dejar de tener este problema. "Le he puesto un montón de reclamaciones a la compañía eléctrica y últimamente no me cogen el teléfono, si tuviera una paga de 1.000 euros me hubiera ido a un piso de alquiler y no hubiera pasado por esto", confiesa visiblemente triste.

En los dos últimos años los cortes superan los 600, pero el problema se remonta a mucho antes. "Llevamos dese la Navidad de 2009, se fue aquella noche la luz y estuvimos con velas. Desde 2010 estamos sufriendo cortes y desde el 2015 es algo diario", explica Elena.

"Tengo que focos a pilas para cuando se va la luz, los tengo en la cocina y hasta en el cuarto de baño. Es un sinvivir, es desesperante", añade al borde del llanto.

En esta zona afectada viven hasta 20.000 vecinos, un total de cuatro barrios donde las familias cuentan con menos de 1.000 euros al mes.

"La situación es de emergencia humanitaria social. Es gravísima porque hay una generación de niños que han nacido sin luz. Hay tres tipos de problemas: familias que pagan su luz y no la tienen, familias que no pueden pagar la luz y otro tipo de personas, que son minoría, que hacen uso ilícito de la luz", asegura Manuel Martín, defensor de la Ciudadanía de Granada.

Martín se muestra escéptico con las justificaciones de la compañía y pide que tome medidas: "No me convencen, la gente está pagando su luz y si la excusa es que roban la luz, que lo arreglen".

La situación que denuncian los vecinos ya está en manos de la Justicia. "La ausencia de suministro eléctrico provoca vulneración del derecho a la salud, a la educación y a la vida digna [...] no hablamos de ningún tipo de lujo", sostiene Natalia García, portavoz de demandantes de la compañía eléctrica.

Los vecinos no dudan en apuntar a las plantaciones de marihuana de la zona, un negocio que mueve mucho dinero. Cuando tratamos de acercarnos a alguna, no somos bien recibidos. "Eh, aquí no grabes, ni poll**, a nosotros no", nos dicen.

Cuando el personal de Endesa trabaja en la zona para detectar enganches fraudulentos tiene que ir con la cara tapada para evitar posteriores represalias. Además es necesaria la presencia policial. "Trabajamos para que no sufran amenazas, ni agresiones de ningún tipo", explica un agente.

Poco después comprobamos cómo nuestra presencia el barrio incomoda a algunos: "No grabéis, como salga eso en la tele...".

Verónica Becerril, portavoz de Endesa nos muestra cómo son los enganches ilegales y nos cuenta que "con la saturación, la red se quema y se producen incendios. "Una plantación de marihuana consume como 80 viviendas. Nuestros datos nos dicen que el 72% de la energía que aquí la gastan quienes no tienen contratos de suministro, es insostenible", añade Becerril.

En el norte de Granada se van a instalar cuatro centros de transformación completamente nuevos con los que se quiere llegar a duplicar la potencia eléctrica en la zona

Liarla Pardo se traslada hasta Sevilla para hablar con el director general de Endesa Andalucía, Francisco Arteaga. Sostiene que el sabotaje a la red eléctrica en Granada "es frecuente" y tema que pueda haber un efecto llamada: "Es un riesgo que hay que pensar porque si no se establecen elementos disuasorios se va a ir convirtiendo en una mancha de aceite porque el cultivo de marihuana es bastante rentable".