No es habitual encontrar mensajes de autocrítica en altos cargos cuando una crisis ocurre. Este martes, Josep Borrell sí que los ha lanzado, concretamente tres puntos que demuestran que la Unión Europea no siempre tuvo claro que Putin fuese en serio con sus amenazas sobre Ucrania.

Han pasado ocho meses desde que comenzara la invasión de las tropas de Putin en suelo ucraniano. Ahora, el Alto Representante para asuntos exteriores de la Unión Europea reconoce que no se creyeron la amenaza de Rusia a pesar de las advertencias de Estados Unidos.

"Primero, no creíamos que la guerra se avecinaba. Tengo que reconocer que aquí, en Bruselas, los estadounidenses nos decían 'atacarán, atacarán', y nosotros éramos bastante reacios a creerlo. Y recuerdo muy bien cuando Tony Blinken me llamó por teléfono y me dijo 'bueno, va a suceder este fin de semana'. Y ciertamente, dos días después, a las cinco de la mañana, comenzaron a bombardear Kyiv", reconoce Borrell.

Esta falta de previsión no es lo único que critica Borrell, que también cuestiona la falta de acción que se tuvo desde Bruselas pese a las buenas intenciones y palabras que se mostraron. "Habíamos estado discutiendo sobre la Misión de Entrenamiento de Ucrania antes de la guerra durante meses. Y luego, boom, llega la guerra y la gente dice: 'Debimos haberlo hecho'", recuerda.

Por último, Josep Borrell ha dejado una última reflexión, que más que una crítica parece un lamento. ¿Cómo es posible que Europa fiase su "prosperidad" en la energía barata que le daba Putin? Ese gas ruso "barato y supuestamente asequible, seguro y estable" ha resultado no ser así.