La posible amnistía ha revuelto las aguas en el viejo PSOE, que solo ven como salvador de los valores socialistas tradicionales al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien precisamente este jueves ha mantenido una conversación telefónica con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo. Felipe González, el principal rostros del 'viejo socialismo', señaló anoche que: "O nos metemos todos bajo la cobija de García-Page o no sé dónde vamos a ir".

Page se ha convertido en la gran esperanza de un ala del Partido Socialista porque dice lo que piensa, incluso cuando afecta a su líder y aunque se salga de las líneas que marca el argumentario de su partido. Durante la pandemia de la covid-19 atacó a Sánchez por no prolongar el estado de alarma ante el riesgo de una quinta ola en la región. "Ojalá no se produzca una nueva ola importante en España" porque "supondría políticamente un adiós para algunos", advirtió al presidente del Gobierno.

Se ha rebelado sobre todo, cada vez que el PSOE ha pactado con los independentistas. Fue el primero que alzó la voz contra los planes del Gobierno de indultar a los presos del procés: "Más que una medida de gracia, me parecería una enorme desgracia, sinceramente. Hay muchos argumentos jurídicos y políticos para pensar que la hipótesis de un indulto sea uno de los graves errores de la democracia en el caso de que se produzca". Especialmente duro fue su mensaje contra la reforma del delito de malversación que Sánchez pactó con Esquerra Republicana a cambio de su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. A Emiliano García-Page no le gusta nada la reforma. Y así lo expresó ante los medios. Aseguró que "no es tolerable" y que "es un momento grave para la política española". Además, pidió al PSOE y a ERC que "no nos tomen por tontos" e incluso amenazó con acudir al Constitucional si desembocaba en un referéndum.

"No se puede formar Gobierno a cualquier precio", dijo ayer el presidente castellanomanchego, haciendo clara referencia a una posible amnistía. Y también aconsejó a Sánchez que "la investidura de hoy no nos impida las investiduras de mañana y de pasado mañana". Él distingue entre el partido y quienes lo representan. Por eso, defiende que sus pronunciamientos no son atajos para llegar a Ferraz, sino la expresión de estrictas convicciones políticas.