Siete de cada 10 españoles admiten tener dependencia de la tecnología, según un estudio de Kaspersky, y los más afectados son los jóvenes, pues pasan más de tres horas al día con el móvil, un dato que supera la recomendación de dos horas de la Organización Mundial de la Salud. Además, son las redes sociales las que más seducen a los adolescentes, ya que, según Unicef, más de un 83% de ellos tienen un perfil abierto en al menos tres de ellas.
Eriz Cerezo acude a un centro donde se ayuda a menores enganchados a las nuevas tecnologías a olvidarse de ellas y allí recoge el testimonio de Lucía, una adolescente de 16 años, que confiesa que veía vídeos para ponerse "más triste o formas de autolesionarme" y define qué tipo de contenido podía encontrar: "Veo cosas que me ponen mal, me dan cosas con las que me puedo ayudar a hacerme daño y ciclo". "Mis autolesiones eran un trofeo, tenía fotos de ellas", confiesa.
Andrea, de 14 años, experimentó un aumento de su agresividad con su familia a consecuencia del uso del teléfono: "Empecé a utilizarlo mucho y no podía hacer otra cosa. Me ponía nerviosa estar todo el rato con el móvil y luego lo dejaba y me ponía más nerviosa, pero casi siempre me enfadaba".