Australia. Islas Marshall. Hasta ahí hay que ir para encontrar un país en el que no haya fútbol. En el que no exista. En el que no se dé una patada a un balón. Sí, porque en 2023 hay un lugar en el que nadie puede ser como Messi. En el que nadie puede emular a Cristiano Ronaldo. En el que, para hablar de fútbol, hay que hablar en futuro.
Como una opción. Como una posibilidad que aparece en el horizonte. Porque las Islas Marshall, el lugar más radiactivo del planeta que está en el Océano Pacífico, vive más con el baloncesto, el voleibol y el beisbol. Más con deportes típicos de Estados Unidos. Y menos con el fútbol.
Algo que puede cambiar en no mucho, con la construcción de un campo que esperan tener terminado en verano.
"La idea viene por mi hijo. Le gusta mucho el fútbol", dice Shem Livai, presidente de la Federación de Fútbol del país.
Sin embargo, un escollo aparece en el camino de las islas Marshall, y es el cambio climático.
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Porque ojo a lo que apunta Lloyd Owers, de la MISF: "En 2030 muchas islas tienen serias opciones de estar bajo el agua".