Angie no tenía estudios. Sin embargo, fue contratada como jefa de recuerdos humanos en una empresa textil a las fueras de Barcelona, con una treintena de trabajadores a su cargo. Su pareja era uno de los jefes de la empresa.

Allí, Angie se ganó la confianza de una joven diseñadora, Ana Páez, una persona muy diferente a ella. "Todo lo que tenía se lo había ganado ella. Ni siquiera tenía coche, sino que venía en tren al trabajo. Era luchadora", afirmó a Equipo de Investigación una mujer que trabajó en la empresa con Ana.

Nadie se explicaba la relación que mantenía Ana con una persona como Angie, quien incluso llegó a cambiar para engañar a la víctima y hacerle creer que era su amiga. Así, Angie diseña un minucioso plan que comenzó con una suplantación de identidad que duró casi dos años. "Ni a la mente más efervescente de los grandes novelistas de ficción se le hubiese ocurrido este año que es inteligentísimo y a la vez de una mente psicopática", señaló el periodista Carlos Quílez a Equipo de Investigación.

Tras ganarse la confianza de Ana Páez, primero le robó su DNI. Después, se hizo con algunas de sus nóminas. Así, Angie aprendió a falsificar la firma de Ana, compró una peluca, y con su Porsche descapotable empezó a recorrer los bancos de Barcelona.

Allí se presentaba como Ana Páez, y firmaba préstamos bancario. El primero lo pidió por 25.000 euros, y después, los consigue de 15.000 en 15.000. De esta forma, en año y medio obtuvo préstamos por 102.000 euros.

Para que el plan funcione, Angie sabe que las cartas del banco no pueden llegarle a su amiga, por lo que decide que también tiene que inventarse un domicilio. Sin embargo, en medio de su plan, le surge un imprevisto: Angie tiene que viajar a Zaragoza contándole que su madre llevaba una semana sin responder al timbre. Al llegar, confirmaron que la mujer ha fallecido, pero, para sorpresa de los vecinos, Angie no se llevó las cenizas de su madre, sino que las dejó en el tanatorio.

Angie volvió a Barcelona, donde siguió suplantando a Ana. En un momento en el que las deudas se le acumulaban, decidió llevar mucho más lejos. Encontró una nueva víctima, quien se olvidó su DNI en un local de fotocopias, tras lo que Angie lo cogió para su plan.

En lugar de préstamos, Angie comenzó a contratar seguros de vida. Seguía haciéndose pasar por Ana Páez y ponía como beneficiaria a la dueña del nuevo DNI que tenía en su poder. Así, Angie llegó a contratar casi un millón de euros en seguros de vida. Para cobrarlos, Ana tenía que morir.