Las hamburguesas fraudulentas se han fabricado a casi 3.000 kilómetros de distancia, en Irlanda. El responsable de seguridad alimentaria nos confirma que los tests detectaron ADN equino en algunos producto de esta empresa, que fueron retirados del mercado.

Los irlandeses se lavan las manos y culpan a Polonia. Allí es donde compran la carne para hacer las hamburguesas. Las autoridades polacas lo niegan: no hay pruebas de que ellos hayan colado caballo por ternera.

Donde sí se ha encontrado mezcla fraudulenta es en Alemania. Los inspectores encuentran ‘polibloques’, carne congelada de vacuno y caballo. Es el fraude perfecto: trozos de carne helada imposibles de distinguir. En Alemania aseguran que lo han comprado en Murcia.

Los ‘brokers’ de la carne han triplicado sus beneficios en dos años, justo desde que comenzó a despegar el sacrificio de caballos. El bróker murciano no nos dice a quién compra la carne, pero conseguimos seguir su rastro hasta un polígono industrial de Toledo, la ‘zona cero’ del fraude.

Todo señala a una fábrica de despiece, Servocar. ¿Es éste el origen del fraude de la carne de caballo en España? Ya está en el punto de mira de los inspectores: una gran multinacional alimenticia les acusa de colarles carne de caballo en sus canelones y lasañas.