El cuartel general de la baronesa en el centro de Madrid recibe más de un millón de visitantes al año. Es uno de los 20 museos más visitados del mundo. Además de las entradas, la tienda del museo es otra enorme fuente de ingresos. Las ventas de merchandising en el último año alcanzan los 4 millones de euros. 

Hace 20 años consiguió su propósito: un museo con el apellido de su familia en el centro de Madrid. Un museo que lleva su nombre, pero no es de los Thyssen, sino de todos los españoles

Para descubrir la placa, España negoció durante 6 años con el barón Thyssen. Cuando se hace efectiva la venta Carmen Alborch era ministra de Cultura: “Hubo tentaciones. Thachter tenía un gran interés en que la colección Thyssen se quedara en Gran Bretaña”.

La baronesa consigue inclinar la balanza hacia el lado español. El estado compra 775 cuadros al barón por 300 millones de euros, una cantidad, según Alberto Ortín, “que hoy en día podría triplicarse”. Esos cuadros son la colección permanente del museo Thyssen de Madrid.

La baronesa pide un alquiler por su colección privada que, según Ángeles González Sinde, no es aceptable para los intereses de los contribuyentes”. Albert Castillón desvela que “la colección tiene ofertas muy serias de casi todos los países árabes, con un montón de dinero que a Tita le iría muy bien”. Aun así, ha cedido gratuitamente los cuadros durante un año.

Según Javier Otero, “Carmen Cervera ha intentado que el Estado Español le pague un alquiler por esa colección, porque podría llevársela perfectamente fuera de España. Con la venta del cuadro de Constable parece estar diciendo al Estado Español que le pague un alquiler, que si no tiene que vender cuadros”.