Escondido tras la falsa identidad de Rober Corrochano, concursante del programa 'Yo me bajo aquí', Héctor Pérez, dueño y gerente de Forno de Lugo se convierte en el jefe infiltrado. Pero, para ello, tiene que someterse a un radical cambio de imagen. "Lo único que quiero es que no me reconozca nadie", y a juzgar por el resultado, nadie diría que esta persona es la misma que la de antes de pasar por las manos de Dani y el equipo de maquillaje, peluquería y moda.

Aunque Héctor llegó con ganas e intriga, el final de su transformación le choca más de lo que en un principio esperaba. "Estoy bastante nervioso", confiesa justo antes de que le pasen la maquinilla por el pelo. "No me extraña, yo también lo estaría", dice (medio) bromeando Dani.

Cuando se mira en el espejo, no se lo puede creer. "¡Qué feo estoy!", repite en varias ocasiones. "Mi abuela me deshereda", dice un tanto serio. "¿Y este pendiente aquí? Y ni patillas ni nada", se queja, aunque comprende que, de esta manera, nadie va a reparar en su verdadera identidad.