Andrea Ropero se traslada a Barcelona para entrevistar a Pilar, una mujer de 60 años que tras toda una vida trabajando ahora ve cómo no está a su alcance encontrar una vivienda digna en su ciudad. Actualmente, y debido a una incapacidad, se encuentra cobrando una pensión de 480€ y está pagando por una habitación en un piso compartido 370€ "más gastos", matiza.

Esto supone que hace frente a mes con poco más de 100€: "Mi vida se ha convertido en una rutina de tristeza", asegura, al tiempo que se le empañan los ojos, y ha decidido no ver a sus nietos porque no quiere que la vean así. "Hace tiempo que no sé qué es comer un trozo de carne fresca, ni pescado", señala, para luego quejarse de que ha trabajado toda su vida, "desde los ocho años, que estudiaba de noche y trabajaba de día": "¿Es que no tengo derecho a vivir decentemente después de trabajar desde los ocho años?". Por eso, a la vida lo único que le pide es "vivir decentemente, nada más. No quiero lujos. Solo vivir como una persona normal".