Hace seis meses que se puede solicitar el Ingreso Mínimo Vital, pero a día de hoy no todo el que necesita esta ayuda con urgencia la está recibiendo. Es el caso de Alicia Sanz y Aroa Aldea, dos mujeres que se quedaron sin trabajo a raíz de la pandemia y que, a duras penas, tienen para pagar facturas, alquiler y alimentos.

"Pagando 750 euros de alquiler y facturas no llegamos con los 430 euros del subsidio por desempleo", asegura Aroa. Tampoco Alicia puede sostener esta situación mucho más tiempo: "Mi familia no tiene recursos para echar un cable. Voy a la despensa solidaria cada semana y mis amigos me hacen una compra de vez en cuando", cuenta.

En estos momentos, ambas han podido comprobar cómo aflora la solidaridad incluso entre desconocidos. Aroa no puede evitar llorar al recordar que una señora le hizo un depósito de 50 euros por Facebook: "Me ayudó a pagar la luz sin conocerme", cuenta.

Al ministro de Inclusión y Seguridad social le piden "que tenga más en cuenta las necesidades de las personas que piden una ayuda, no por capricho, sino porque la necesitan".

En otra ocasión, Andrea Ropero charla con Tamara, madre de tres niños, que se quedó en paro el 11 de marzo. La joven solicitó el Ingreso Mínimo Vital adjuntando toda documentación necesaria, pero a día de hoy sigue sin noticias. "No me gustaría verles en mi lugar", aseguró, refiriéndose a aquellos que critican la ayuda.

Escrivá hace balance sobre la medida

La periodista también ha entrevistado a el ministro José Luis Escrivá, que ha hecho balance de esta prestación seis meses tras su aprobación. Asegura que "se crearon expectativas excesivas", ya que "en unos meses es imposible llegar a todos".