Baltasar Garzón, entonces magistrado de la Audiencia Nacional, admitió a trámite las denuncias de 22 asociaciones de familiares de desaparecidos en la guerra civil y la dictadura. La decisión de Garzón de investigar los crímenes del franquismo fue acogida con cautela por el Gobierno y fue rechazada por la oposición.

Entre los desaparecidos en fosas comunes que empezaron a buscarse en nuestro país estaba nuestro poeta más universal, Federico García Lorca. Hablamos al respecto con el escritor e hispanista, Ian Gibson: "Cuando comenzó este proceso, a mí personalmente como hispanista y estudioso de este país fue un momento de inmenso alivio, de inmensa felicidad porque siempre he pensado que es imprescindible saber dónde están los restos de un poeta que realmente es el poeta nacional de este país".

Finalmente en 2009 la Junta de Andalucía puso en marcha las labores de búsqueda de los restos del poeta. "En 2009 excavan toda esta zona minuciosamente y no aparece nada, pero dónde no excavaron y deberían haberlo hecho fue entre el olivo y la cancela", lamenta Gibson.

La búsqueda de Lorca tuvo poco éxito, los restos siguen sin aparecer hoy día, en cambio Garzón si vio prosperar la querella por prevaricación que presentaron contra él Falange Española y el sindicato Manos Limpias. Consideraron que los crímenes franquistas prescribieron con la ley de Amnistía de 1977.

Finalmente, en mayo de 2010 el Tribunal Supremo abrió juicio oral contra el magistrado y mucha gente no tardó en manifestarse a su favor en las calles. Garzón se sentó en el banquillo tras haber sido suspendido de sus funciones y después de 20 años abandonaba la Audiencia Nacional.

Para Gibson "hasta que no se resuelva el tema de los desaparecidos no habrá paz, la gente quiere buscar a sus asesinados y darles decente entierro, es solo eso. Eso es la reparación, la justicia para que el país pueda estar en paz". E insiste en que "esto no es reabrir heridas es cerrar heridas que nunca se han cerrado".

Los crímenes del franquismo nunca se juzgaron. En 2012 el Supremo absolvió a Garzón del delito de prevaricación y archivó esa causa pero dos semanas antes le había condenado a 11 años de inhabilitación por otro asunto: las escuchas de las investigaciones de la trama Gürtel.