Un gesto de amor hacia su madre
La "venganza al pasado" de Máximo Huerta después de que su padre prohibiera a su madre "pintarse las uñas"
"Fue como hacer justicia al destino y pinté a mi madre, ya con demencia y alzhéimer [...] Se lo regalé porque ella fue incapaz de verbalizarlo, aunque con esto no limpio el dolor que ha sufrido", relata Máximo Huerta emocionado.
![Máximo Huerta en El Camino a Casa Máximo Huerta en El Camino a Casa](https://fotografias.lasexta.com/clipping/cmsimages02/2024/02/15/60328696-1B00-4658-A92D-D2D8A41A1159/venganza-pasado-maximo-huerta-despues-padre-prohibiera-madre-pintarse_default.jpg?crop=16:9&optimize=low&format=webply)
Máximo Huerta todavía se rompe al hablar de la violencia de su padre y reconocer que de pequeño se acostumbró al miedo. "Sé cómo sabe el miedo, solo el sonido de las llaves de mi padre al llegar a casa era el miedo", admite a Albert Espinosa.
El escritor evitaba salir con sus amigos porque mientras él se encontraba en casa podía proteger a su madre: "Si yo estaba, mi padre se podía cortar. No sé qué pasaba cuando me iba".
Sin embargo, la violencia de su padre no se quedaba ahí, iba más allá: "Prohibía a mi madre pintarse las uñas, pintarse y vestirse de rojo".
Años después, Máximo Huerta decidió hacer "justicia al destino": "Pinté a mi madre, ya con demencia y alzhéimer. Le dije que le iba a pintar las uñas rojas y se las pinté como una venganza al pasado. Ella se dejó, se las miró y dijo que iba muy guapa".
"Con esto no limpio el dolor que ha sufrido mi madre, pero se lo regalé porque ella fue incapaz de verbalizarlo", añade emocionado.
A pesar del dolor, el escritor perdonó a su padre unos años antes de que muriera: "Lo he querido porque es mi padre. Aunque no puedo justificar nada de lo que hizo, sí puedo reconciliarme. Él se fue en paz y yo también".