La estatua de Manolete de la plaza dedicada a él de Córdoba es testigo de este encuentro entre Albert Espinosa y Manuel Díaz 'El Cordobés'. El mismo lugar en el que el diestro soñaba cuando era niño con convertirse en torero y reencontrarse con su padre. Ahora, con 55 años, Manuel regresa a este lugar con sus sueños cumplidos. El año pasado, Manuel Benítez le reconoció por fin como hijo suyo y el momento del reencuentro quedó inmortalizado por los cámaras de los medios de comunicación.

Un momento histórico que recuerda en El camino a casa. El presentador compara una de las instantáneas de este hito con un cuadro de Rembrandt, 'El retorno del hijo pródigo', algo que emociona al torero. "Aquí hay un niño arrodillado que ha conseguido su sueño de abrazarse con su padre", describe el escritor.

"Ese niño que tú ves ahí... yo me metí debajo de su brazo y me dijo Virginia, 'Manuel, parecías un niño pequeño'. ¿Sabes lo que pasa? Que yo he tenido durante 50 años de mi vida a un niño pequeño en un rincón dentro mí que no era capaz de salir y cuando estuvo con él salió. Ese niño le estaba pidiendo a él, 'dame un abrazo, estoy aquí'".

"Ese niño ha estado ahí metido mucho tiempo, luchando. Sin esas bases fuertes, tu vida está tambaleándose siempre. Cuando yo decido que necesito esto es para reforzar mi vida", confiesa Manuel, Schuster para sus amigos de la infancia. "Este reencuentro ha sido una necesidad vital, pero no para mí como hijo, sino para mi padre como mi padre también. No solo yo he encontrado a un padre; mi padre ha encontrado un hijo también".

El tiempo, lamenta, se les ha ido de las manos, y podrían haber sido grandes compañeros el uno para el otro en su vida."Cuando estamos juntos estamos seguros de que hubiésemos... hablamos el mismo idioma, entendemos lo mismo, nos gusta y nos apasiona lo mismo... hubiésemos sido un complemento vital el uno para el otro".