"Dime: ¿vas a estar primero, segundo o tercero?", pregunta Alberto Chicote a Emilio, de La Montera Picona, antes de que levante la campana y descubra cuáles son las puntuaciones medias que le han otorgado sus rivales de Batalla de restaurantes. "Tercero", dice él sin dudar. Sin embargo, la nota que aparece reflejada le coloca en la primera posición, empatado con Pablo, de La Tonada de la Guía.

Esto no hace más que agitar el fantasma de la estrategia, que lleva tiempo acechándole, en concreto, desde que se sentó en esa sala. Ninguno de sus compañeros esperaba las bajas puntuaciones que han recibido por su parte. El propio Alberto Chicote le ha hecho ver hace unos minutos su sorpresa ante sus decisiones.

Él no tiene ningún suspenso en ninguna de las categorías, pero sí que ha dado cuatros a diestro y siniestro cuando le ha tocado valorar a sus adversarios. "Nos hizo la cama a todos", estalla por fin Rocío, de Casa Carmen, no sin que antes Chicote metiera un poco el dedo en la llaga. "Espero que hasta gane Pablo, no te digo más. Con el asco que te he cogido estos días", asegura la hostelera.

Pablo quiere saber el motivo de su falta de afecto. "No lo sé, no tengo ni idea, pero me has caído mal, tío, pero hasta espero que ganes tú", reconoce. Ahora le cae peor Emilio, que intenta explicarse. "No quiero que me expliques nada", ataja ella. "Si ganas, ¿a qué precio? Acabas de quedar fatal delante de toda España, así de claro".

A solas, con los redactores del programa, Rocío lamenta su ingenuidad. "Y yo como tonta diciendo, 'Emilio parece buen tipo. ¡Toma por culo!". Sin que sirva de precedente, Pablo está de acuerdo con ella. "Ha sido demasiado crítico", dice con algo más de diplomacia.