El 31 de octubre del año 2012 una avalancha humana en el pabellón Madrid Arena acabó con la vida de 5 chicas. Una fiesta de Halloween llena de negligencias, mentiras y ambición que llevó a miles de jóvenes a meterse en un recinto que, por momentos, pareció una auténtica jaula.
Sobreaforo, puertas bloqueadas, personal de seguridad sin formación y un servicio médico prácticamente inexistente son solo algunos de los ingredientes que convirtieron una noche de fiesta, en la que pinchaba el DJ Steve Aoki, estrella de la música electrónica, en una de las mayores tragedias vividas en Madrid.
Un recinto sin licencia convertido en trampa mortal
A través del testimonio de quienes vivieron el desastre en primera persona, de las imágenes tomadas ese día tanto por asistentes como por las cámaras de seguridad y de las llamadas que los asistentes a la fiesta hicieron al Samur, Anatomía de... presenta este domingo la crónica de una tragedia anunciada.
Mamen Mendizábal habla con Isabel de la Fuente, madre de Cristina Arce, una de las chicas que perdió la vida esa noche. En un tono tan contundente como sereno, Isabel asegura que "esa tragedia no fue un accidente. Se pusieron todos los medios para que pasara y pasó".
María Medina estuvo en la fiesta y fue víctima de la avalancha aunque logró salir con vida. Confirma que el sobreaforo era evidente y que era imposible estar en la pista de baile, absolutamente abarrotada. Recuerda el pánico que vivieron ella y sus amigas al verse atrapadas en el tumulto al intentar salir, temiendo por su vida.
Abogados de dos de las víctimas, periodistas que siguieron de cerca el caso y un experto en seguridad desgranan el cúmulo de negligencias cometidas que permiten afirmar que las muertes no fueron una casualidad. El recinto no tenía licencia para albergar fiestas como esa y se superó en un 215% el aforo permitido. Además, la disposición del escenario y las barras bloqueaban salidas de emergencia y el personal de seguridad impedía salir de la pista a los jóvenes que lo intentaban. El peor colofón a este cúmulo de despropósitos fue un servicio médico catastrófico.
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¿Por qué se pudo celebrar esa fiesta en un recinto municipal que no tenía licencia para hacerla? ¿Había connivencia entre el poder político y el empresario organizador del evento? ¿Cómo se pudo superar de tanto el aforo permitido? ¿Por qué estaban bloqueadas las salidas de emergencia? ¿Quién diseñó un servicio médico tan precario para un evento de esa magnitud? ¿Se sintieron reparadas las víctimas con el resultado del proceso judicial?
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