Desde que comenzó 2013 los usuarios deben pagar un euro por cada receta que se les prescriba, una medida que, no gusta ni a farmacéuticos ni a pacientes.

Los farmacéuticos deben mirar si el medicamento cuesta más de 1.70 euros y si supera este valor aplicar el incremento de un euro. Se quejan que ralentiza el trabajo y que además los programas informáticos no están actualizados y no se puede calcular el tope de los 72 euros anuales. Sugieren que cada paciente lleve el control del pago.

Aun así, afirman que lo que más les cuesta es explicar a los pacientes, que están indignados, que deben pagar un euro por receta. Aquellos que no quieran abonar el importe se ha lanzado la campaña “yo no repago” que consiste en rellenar unos impresos en los que dejas constancia que no quieres pagar el euro por receta. Este formulario es solicitado por muchos pacientes y aunque conlleva una  multa de un 20% sobre cada euro por receta, en muchas farmacias ya se han agotado.