La carretera A-6, de Madrid, es una de las más congestionadas por las mañanas. En el año 1995 decidieron implantar un carril VAO (Vehículos con Alta Ocupación) en un tramo de la autovía del Noroeste. Para acceder a este carril hay que cumplir ciertos requisitos, entre ellos, ser al menos dos ocupantes en el vehículo, si no la multa asciende a 300 euros.
Pero si paras a mirar la gente que hay en un atasco, casi todos los coches llevan un ocupante. Ese era el caso de un publicista de las Rozas, Gonzalo Urbéz, que una mañana decidió que la mejor manera de ahorrarse el atasco, de camino al trabajo, era circular por este carril. Pero ¿cómo lo iba a hacer si viajaba sólo? Pues una mañana se preguntó "por qué no cojo a alguien de una parada de autobús". Y así lo hizo.
Cuenta Gonzalo que "al principio pensé que nadie se subiría, porque desde pequeños nos han enseñado a no confiar, pero de cuando abres la ventana del coche y le preguntas a alguien si quiere viajar contigo, la gente que vive en las Rozas es consciente del atasco que hay". Y así comenzó su andadura.
Recuerda perfectamente quién fue su primer ocupante. "Era un chico joven, Chus, empecé bien, se subió rápido. Era un tío muy normal, muy enrollado fue un viaje muy agradable". Este madrileño explica que incluso él pregunta a la gente si no les da miedo subirse con un desconocido, y reconoce que hay hasta alguna mujer que le dice "como se entere mi marido me mata".
Gente de todo tipo ha viajado con Gonzalo durante este año de aventuras. Desde un hombre de 75 años que se quedó dormido durante el trayecto, hasta una bailarina que le contó los entresijos de su profesión. Gonzalo explica que esto empezó por necesidad, pero que ahora le tira más "lo enriquecedor de hacerlo, conocer gente nueva, la adrenalina de no saber quién va a subir y ayudar a otras personas" porque dice Gonzalo que al final es una cadena de favores.
Después de un año Gonzalo quería quedarse con un recuerdo de las personas que viajaban con él. Y decidió abrir una cuenta en Instagram @historiasdelbusvao. En esta página cuelga las fotos de los pasajeros que viajan con él y un pequeño resumen de sus 15 minutos juntos. Siempre con la previa autorización de los pasajeros. Algo que ha llamado la atención de mucha gente. Incluso un día, cuenta Gonzalo, recogió a una chica que le dijó "ya te conozco de Instagram". Gonzalo pensó "ostras se me está yendo de las manos".
Este ingenioso publicista dice que se ahorra 30 minutos de atasco todos los días. Además asegura que cuando mira por el lado derecho de su ventanilla siente "pena por la gente que está atascada, porque podrían hacer lo mismo que yo y habría menos atasco, menos contaminación y menos ansiedad y además mola más coger a gente nueva cada día". Porque asegura que si un 50% de las personas atascadas hicieran los mismo que él, se ahorraría mucha contaminación "porque reducir los viajes de esos coches 25 minutos ahorraría muchas emisiones de esos vehículos".
La principal ventaja dice no es el ahorro económico sino el de estrés, porque "como en Madrid siempre tenemos prisa te estresas, llego mucho más contento a trabajar, te quitas la ansiedad". Una nueva forma de ver el carril BUS-VAO, sin necesidad de llevar un maniquí para ahorrarse la multa de 300 euros.