Esta mujer víctima de violencia machista que quedó tetrapléjica tras ser disparada por su expareja cuenta, dos años y medio después de la agresión, cómo fue atacada por su maltratador, quien luego se suicidó y del que estaba separada y sobre el que había una orden de alejamiento.

Después de más de 10 años de relación entre noviazgo y matrimonio, Wafa decidió denunciarlo por el maltrato físico pero también por el psicológico, que "era peor", al darse cuenta de que la alejaba de familiares y amigos.

"¿Te anula y qué te queda en tu vida? Sólo él y tú", subraya. Y, aunque afirma que se quedó más tranquila cuando le contaron que su asesino se había suicidado, cree que no lo ha superado y no sabe si lo podrá hacer en un futuro.

Wafa, de 29 años, demanda a las autoridades más protección para las víctimas, pues considera que éstas no denuncian "porque se sienten inseguras". También opina que las ayudas económicas son pocas. En su caso no tuvo indemnización y sus únicos ingresos provienen de su pensión contributiva y de la de invalidez.

Actualmente, la joven sale adelante en la Fundación de Lesionado Medular, un centro donde reside y realiza distintas actividades como jugar a los dardos o la pintura, pese a sus dificultades físicas.

Su intención es dar charlas para ayudar con su testimonio a otras víctimas que no se atreven a denunciar. Ya que ahora se siente con "suficiente fuerza para hacerlo", hay cada vez más casos y quiere acabar con los prejuicios sociales que hay en torno a estos crímenes machistas.

"La violencia de género no tiene culturas, ni etnias ni religión; no tiene fronteras: es violencia de género", asegura.