Los vecinos de Alcorcón están sufriendo un rechazo social. Tanto sus vecinos, como compañeros y amigos. Ana vuelve a su casa tras hablar con los profesores de su hija. Con diez años se ha convertido en la burla de sus compañeros sólo por vivir en la misma urbanización que Teresa."Un niño le dijo que si tenía el virus, le hacen burla, que si ella estaba contagiada también...".

Sólo por trabajar en el Hospital de Alcorcón a Juan Carlos le señalaron por llevar a sus hijos al colegio. El enfermero saca pecho en esta carta: "Necios cargados de necedad, no os atreváis a estigmatizar a mis hijos. No oséis señalarlos en el colegio, ni en clase, ni en el patio, ni en el parque, ni en ningún otro sitio. No les pongáis una estrella de David".

Y Juan Ramón, hermano de Teresa, ha perdido su trabajo a pesar de no verla desde agosto:"En cuanto se enteró que era el hermano de Teresa me ha despedido".

Paranoia, psicosis y miedo a un contagio injustificado. Sólo por vivir en el bloque de enfrente, a Luis le pidieron que no fuera durante una semana a trabajar: "En mi caso soy profesor de la universidad, puse en conocimiento que vivia donde el Ébola, y me dijeron, por precaución,que ya recuperaría las clases en otro momento y que no apareciera por allí".

Un estigma que sufren también los comerciantes. Tras conocerse que Teresa fue a depilarse días antes de confirmarse su contagio, muchas peluquerías de Alcorcón están vacías. Yolanda, dueña de una peluquería de Alcorcón, hasta se plantea cerrar la suya. "Nos ha afectado muchísimo. El no decir donde era la peluquería ha hecho que estemos vacíos", ha declarado la dueña.

Ninguno de ellos ha tenido contacto con Teresa, pero se han convertido involuntariamente en los afectados por la ignorancia de os que les rodean.