¿Son inclusivos los patios de nuestros colegios? Hay quien piensa que no: la centralidad y el protagonismo de los campos de fútbol, monopolizando en algunos casos estos espacios de recreo, están en el centro del debate. Sus detractores señalan que es un motivo de exclusión a quienes no les gusta este deporte o deciden no jugarlo-sobre todo niñas-.
El Govern de Cataluña ahora plantea rediseñar estos espacios en una nueva guía de arquitectura escolar, que revise estos espacios con una mirada de género. Entre las medidas que se barajan es eliminarlas o, al menos, restarles protagonismo dentro de los patios. todo con el objetivo de que ningún niño o niña se quede sin jugar a la hora del recreo.
Ya hay colegios que optan por alternativas más inclusivas: por ejemplo, huertos escolares, como en el Colegio Italiano de Madrid. "En el cuidado de las plantas aprenden muchísimos valores: respeto por la naturaleza, compañerismo, trabajo en grupo...", dice el portavoz de la institución educativa, Francesco Ercolani.
Pero la eliminación no es la única solución: pueden buscarse otras fórmulas intermedias, como promover otras actividades en estas pistas. "No es una cuestión del espacio, sino del uso que se le dé", dice Jordi Collado, el director de Bachillerao en Fundació Llor. Así lo entienden también en el Colegio Base de Madrid, donde tienen, precisamente, varios proyectos relacionados con los patios inclusivos.
"Patio inclusivo se refiere a que tanto los niños como las niñas puedan jugar. Tenemos muchas actividades en este sentido, como 'The Buddy Bench', que es el banco de la amistad. Si hay un niño que está triste y solo, que no sabe con quién jugar, se puede sentar ahí y el resto de niños saben que tienen que ayudarle", detalla Nuria Fernández, directora de comunicación del centro.
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