Salir a la calle esta semana se ha convertido en un desafío en muchas ciudades del centro y norte de la Península. Aceras impenetrables por los restos de la nevada, trajes de esquí y, para colmo, muchos supermercados y tiendas cerradas, que nos obligan a volver de nuestra 'aventura en la nieve' con las manos vacías. Algo a lo que, en las últimas horas, se suma la bajada de temperaturas que está dejando esta ola de frío y que hace que la nieve se convierta en hielo.

Para reducir los riesgos de caernos mientras caminamos sobre la nieve o el hielo, los expertos recomiendan seguir una serie de consejos. Sencillos, pero eficaces.

Pasito a pasito, como los pingüinos

El primero y más importante es olvidarse del qué dirán y tratar de imitar a unos seres muy acostumbrados a vivir en territorios nevados: los pingüinos. Es decir, "hay que dar pasos cortos, en posición centrada, no hacer movimientos bruscos y rápidos y echarse ligeramente hacia delante", cuenta a laSexta.com el profesor de esquí Pablo García, dueño de la escuela Snowmotion, en Sierra Nevada.

Por seguir con las analogías de animales, García explica que debemos caminar muy suave, como los gatos: "Hay que apoyar primero un pie, con cuidado, para ver si esa superficie resbala, y si no ya podemos apoyar el resto del cuerpo". Es aconsejable también llevar un palo de trekking, con la punta no resbaladiza, que sirva como punto de apoyo. Y, en cualquier caso, no debemos llevar las manos dentro de los bolsillos, sino más bien extendidas, para aumentar nuestra estabilidad y que nos sirvan de ayuda en caso de caídas.

Además, es importante llevar un calzado que agarre bien, preferiblemente unas botas con la suela gruesa y de goma y con bastante dibujo, para no resbalar. Y, si tenemos, raquetas de nieve o esquís de travesía: "así aumentamos la base de sustentación, que es la parte del cuerpo que se apoya a la superficie, y hay menos riesgo de caídas", advierte García.

Caminar por nieve no pisada y evitar las placas de hielo

Aunque suponga un mayor esfuerzo físico, es mejor andar por la "nieve fresca, la nieve virgen", dice García, que por las zonas que ya están pisadas y en las que la nieve es más compacta. Estas superficies, al igual que las zonas en las que la nieve ya se ha hecho hielo, son más peligrosas al ser más resbaladizas.

Además, el profesor de esquí recomienda caminar por el centro de la calle o de la calzada, alejándonos lo máximo posible de los árboles y las fachadas. Así podremos evitar accidentes como consecuencia de la caída de ramas, troncos o de la propia nieve que se acumula en balcones, tejados, marquesinas y en las copas de los árboles.

El objetivo, evitar las visitas al hospital

A pesar de estas recomendaciones, la falta de experiencia al transitar sobre zonas nevadas provoca que, de vez en cuando, podamos caer al suelo. En estos casos, desde la web del seguro de salud AFEMEFA recomiendan aprovechar las manos para amortiguar la caída, intentar no caer con las rodillas o de espalda y procurar caer con las zonas más carnosas del cuerpo y que protegen más, como la zona del costado.

Pese a ello, una parte muy significativa de la atención de los servicios de emergencias ha sido por traumatismos relacionados con caídas, según datos recogidos por el SAMUR. "Estamos desbordados", señala a laSexta.com Judith Regajo, doctora adjunta del servicio de Urgencias del Hospital La Paz de Madrid. "Solo en la mañana del lunes, hemos recibido unos 60 ó 70 pacientes con lesiones por caídas en la nieve, cuando normalmente recibimos unos 15 en la parte de trauma". La mayoría de ellos, indica Regajo, con fracturas y esguinces en tobillo y cadera.

Así que, por muy idílico e insólito que sea el paisaje estos días, debemos recordar que la nieve es peligrosa y que exige la máxima precaución por parte de todos.