"Como no hacía nada, empezaron a insultarme hasta un nivel ya, cuando llegué a 2º de la ESO, que me llegaron a pegar". Esta joven sufrió acoso escolar durante su adolescencia, pero nunca lo denunció.

El Ministerio de Educación dispone de un teléfono gratuito para hacerlo, pero son pocos los que se atreven. "Solo el 4% de las veces llaman las propias víctimas a ese teléfono", explica Carlos Sanguino, responsable de Educación de Amnistía Internacional.

Aministía Internacional asegura que un alto porcentaje de esas llamadas no acaban en una inspección educativa: "Durante el primer año de funcionamiento llegaron 27.000 llamadas al teléfono, de ellas las personas que lo atienden identificaron unas 7.000 de posibles casos de acoso escolar, y de ellas solo fueron desviadas 273".

El Ministerio de Educación asegura que desde 2018 es una fundación la que, mediante una licitación, gestiona las llamadas y activa el protocolo en cada caso. Y justifican que no todos tienen por qué acabar con una inspección. Algo que no comprenden desde Amnistía Internacional "porque si la inspección educativa no está informada de los casos no aparecen en el conteo oficial".

Amnistía Internacional denuncia, además, que el Observatorio contra el Acoso Escolar lleva unos ocho años sin funcionar y sus miembros, entre los que estaba la Confederación Estatal de Asociaciones de Alumnos, no han vuelto a reunirse.

"No ha permitido trabajar con todos estos actores: la comunidad educativa, las CCAA, los agentes afectados el tema de la violencia escolar cuando es un tema que puede producir que estudiantes se queden fuera del sistema educativo", explica Carles López, presidente de la Confederación.

Exigen que se reactive cuanto antes para que el seguimiento del acoso escolar sea lo más fiel posible a la realidad. Aseguran que solo así, con datos reales sobre la mesa, se podría luchar contra el bullying de un modo más efectivo.