La joven que denunció a 'La Manada' denunció detalladamente lo sucedido dentro del portal, el lugar donde denuncia que se cometió la agresión sexual: "Llegamos al cubículo ese y fue cuando empecé a sentir más miedo. Noté que me quitaban la riñonera, sujetador y me desabrochaban el jersey. Empecé a sentir aún más miedo cuando me agarraron la mandíbula".

La víctima cuenta que en ese momento se bloqueó: "Cuando me vi rodeada sentí miedo, no sabía cómo reaccionar y reaccioné sometiéndome. Estaba con los ojos cerrados, en estado de shock". Asegura que no pudo ni mirarlos y que no intercambiaron palabras, que solo hablaban entre ellos: "No me daba la vista para verles la cara, solo veía tatuajes, escuchaba alguna que otra risa. Recuerdo que uno decía 'quillo, quillo, me toca a mí'".

La joven niega que las relaciones fuesen consentidas y que si les denunció fue porque consideró que habían cometido un delito.

De las más de cuatro horas que duró el interrogatorio, el momento más complicado para la chica que denunció a 'La Manada' fue con las cuestiones de la defensa, en las que llegan a preguntarle si sintió dolor. Ella repite una y otra vez que lo que hizo fue "someterse", cerrar los ojos y esperar a que pasara todo.

'El Prenda' de 'La Manada' aseguró en el juicio que es "habitual" que una mujer quiera tener sexo "con dos o tres" desconocidos a la vez. Lo dijo en su declaración ante el juez. Asegura que la joven que denunció la violación grupal, no sólo estaba participativa, sino que incluso pidió que la penetraran. Además, sostiene que los gemidos de ella eran de placer y que se fueron del portal de manera escalonada, conforme iban eyaculando.

Tampoco le pareció extraño ver a la chica con los ojos cerrados, reconoce que llevaba cocaína y que tras los hechos siguieron de marcha.

El Guardia Civil de 'La Manada' fue el autor de los vídeos de la violación denunciada en San Fermín y quien robó el móvil a la joven. Aseguró al juez que no era la primera vez que lo hacía, que habitualmente graba con el móvil sus prácticas de sexo en grupo, aunque luego lo borra.

"¿Cómo se encontraba ella?", le preguntaba la fiscal al acusado. Y él responde: "De lo que yo recuerdo, y he podido ver en los vídeos, lo definiría como placer". La violación denunciada, cuenta, se hacía por turnos por falta de espacio. En uno de esos momentos, él aprovechó para robar el teléfono de la chica, quitarle la carcasa, la tarjeta SIM y la tarjeta de memoria. Lo hizo, dice, por avaricia, y no para dejarla incomunicada. Al día siguiente, tras ser identificados en la plaza de toros, tiró el aparato en un contenedor.

Por su parte, el último de los miembros de 'La Manada' que salió del portal tras la violación múltiple es el peluquero, que asegura que la relación fue consentida y que antes de marcharse para seguir de fiesta miró a la víctima con cara de pena.

"Yo empecé a hablarle de sexo y ella seguía hablando con el tema del sexo y dijimos que "vámonos a un sitio a practicarlo" y ella dijo que sí, pues entonces vámonos". Algo que la denunciante negó tajantemente en su declaración: "No hubo ninguna conversación en que se mencionara el sexo".

El peluquero niega que sus amigos le avisaran de que iban a grabar la relación. Pero uno de ellos, que fue quien grabó, declaró ante el fiscal que sí lo había dicho: "Yo recuerdo que dije, este momento hay que inmortalizarlo con un vídeo". Fue cuando saqué el móvil y empecé a grabar".

La única imagen que hay de los acusados en el juicio son los dibujos que tres ilustradores hicieron en la sala. El juez ha prohibido la entrada de cámaras. Cuentan que el acusado que estaba más cerca de ellos, al ver que estaban dibujando pidió que se lo enseñara. Los miembros de 'La Manada' cuando se vieron retratados, sonrieron.

"Soy inocente y confío en la justicia". Son las palabras que pronunciaron los miembros de 'La Manada' al final del juicio. Su defensa asegura que la joven consintió mantener relaciones y que nunca "pone cara de asco, ni de rechazo ni de sufrimiento". Las cámaras de seguridad captaron la salida de los acusados del portal. Dejan a la víctima sola, y se llevan su móvil.