Víctor llegó a un instituto hace un año, justo cuando empezaba a visibilizarse como hombre trans. Sus prioridades como docente, transmitir su pasión por la música y apoyar a los alumnos que le necesiten.

"Si yo hubiera tenido un referente, poder verlo y admirarlo... hubiera dicho que no era tan raro. Ahora puedo ayudar mucho a los adolescentes", cuenta.

"La adolescencia para una persona trans es muy compleja porque estás en tierra de nadie, no perteneces ni a un lado, ni a otro. Yo me sentía muy perdido y me sentía muy solo, todo fue muy difícil. Me volqué en la música y por ahí me gané el respeto de la gente, la música me salvó la vida", destaca.

Él es uno de los docentes que ha salido del armario en las aulas para combatir el acoso escolar y generar espacios seguros para las personas LGTBI.

"Son claves, son sitios donde el alumnado, las familias... se sientes seguros para amar a quienes quieran amar y ser quienes son", afirma Visi González, coordinadora de Educación de la FELGTB.

Con cuentos como el que muestra una niña abrazada por sus madres, Fany González, profesora bisexual, enseña a sus alumnos qué es la diversidad familiar, la identidad de género y la orientación sexual.

"Hago mi pequeña campaña en los centros sobre la importancia de que haya cuentos con dos mamás o dos papás", explica.

Ella es otra de las docentes que se ha hecho visible. "Salir del armario tiene que ver con dignificarte, decir que somos como todas las personas".

Porque valorarse a sí mismo, asegura, es clave para luchar contra la LGTBIfobia.