Un grupo de personas que compiten a vida o muerte para hacerse con un premio millonario: es el argumento de 'El juego del calamar', la serie que ha cautivado a miles de usuarios de Netflix en apenas unas semanas. Su popularidad ha generado controversia después de que algunos colegios hayan alertado de que algunos de los niños que la han visto juegan a reproducir las violentas pruebas.

Y tras esa primera polémica, ha surgido otra. La de las tarjetas promocionales que imitan a las aparecidas en la serie y que vienen acompañadas de un código QR para escanear. Desde sus redes sociales, la Policía Nacional advierte que no debemos hacer caso de ninguno de estos códigos que lleguen a nuestras manos con un origen desconocido, ya que nos pueden generar problemas de seguridad.

"Algunos de vosotros nos habéis preguntado por unas tarjetas similares con un código QR. Este código QR, en concreto al escanearlo, nos lleva a un portal comercial sin peligro alguno en términos de "Seguridad", tranquiliza la Policía.

Pero advierte: "Sin embargo, si escaneamos un código QR y no sabemos si es de confianza puede llevarnos a sitios infecciosos y poner en peligro nuestros dispositivos. Así que, ya sabes, desconfía de los que lleguen a tus manos de esta forma y sobre todo de los que aparezcan en solitario y colgados en sitios públicos".

Alerta en los colegios: los niños ya imitan la violencia de esta serie

Varios docentes están alertando de que ha llegado a patios de colegios de Primaria. Es el caso de un centro escolar de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, donde han decidido advertir a las madres y los padres a través de una circular: "Las imágenes y valores trasmitidos en esta serie pueden perjudicar seriamente a los niños y las niñas en la etapa de infantil y primaria".

En Bélgica varios colegios han alertado de la recreación de escenas incluso haciendo uso de violencia. En Reino Unido, la Policía ha detectado en redes sociales mensajes donde se anima a participar en un juego similar en el que si uno pierde se le dispararía en la cara con una pistola de aire comprimido.

Los psicólogos han explicado que los menores más pequeños no deberían consumir este tipo de contenido porque "no tienen el desarrollo crítico suficiente para distinguir la realidad de la ficción".