La usuaria de Twitter Jeanne (@jeavnne) ha denunciado en la red que el pasado 8 de septiembrese le negó la entrada al Museo de Orsay de París debido a que llevaba un vestido con demasiado escote. En una carta abierta, esta estudiante de literatura describe la escena de cómo tuvo que soportar que una empleada le impidiera el paso cuando ni siquiera le había dado tiempo a sacar su entrada.
La joven describe la tarde del martes como "calurosa", que hizo que en París se descubrieran "los brazos, los torsos y las espaldas". La estudiante no se podía imaginar que su escote sería "objeto de discordia", según dice en la carta.
Al tratar de entregar su pase, la empleada del museo le prohibió la entrada diciendo que "no va a pasar así", a pesar de que una compañera le pedía que cediese. Jeanne relata que en ese momento aún no sabía que su escote era "el desencadenante del drama", hasta que los empleados del museo empezaron a mirarle fijamente los pechos.
Esta situación, que hizo sentirse a la denunciante "incómoda", empeoró con la llegada de un guardia de seguridad. Según Jeanne, el vigilante le conminó de malos modos a mantener la calma, diciéndole de manera alterada que "las normas son las normas".
Prohibido entrar con vestimentas que alteren "la tranquilidad pública"
La estudiante de literatura destaca en su carta que los trabajadores del museo no fueron capaces de indicarle que el escote era la causa de la prohibición. El reglamento de la institución obliga a los visitantes a llevar "un atuendo decente" en su artículo 7, y la prohibición de entrada figura en los artículos 14 y 35, que se aplica a aquellas personas con vestimenta "susceptible de alterar la tranquilidad pública".
Basándose en esta norma, los responsables obligaron a Jeanne a ponerse una chaqueta para poder entrar en el museo, a pesar de que una amiga de la joven, que llevaba un crop top que mostraba su ombligo, intervino por ella. La situación, relata la autora del tuit, provocó que uno de los empleados "no pudiera aguantar la risa".
La estudiante relata sentirse entonces "vencida", "obligada" y "sexualizada", mientras todo el mundo la observaba. Jeanne accedió a ponerse la chaqueta para poder acceder a la exposición, y a continuación hace referencia a la cantidad de cuadros y esculturas mostrados allí que representan "mujeres desnudas". También a la gran cantidad de visitantes "con la espalda al aire, con el ombligo al aire, pero todas delgadas y sin pecho".
Jeanne se reafirma en la vergüenza que le hicieron sentir: "No soy mis pechos, no soy un cuerpo", escribe en su carta, en la que también opina que el "doble rasero" del Museo de Orsay "no debería ser obstáculo para el derecho a acceder a la cultura y el conocimiento".
Disculpas desde el Museo de Orsay
Ante el revuelo provocado por la carta abierta en Twitter, el Museo de Orsay se ha visto obligado a emitir un comunicado en la red social. La institución afirma lamentar el incidente con la visitante, con quien asegura que se ha puesto en contacto.
Jeanne ha confirmado la llamada tanto del administrador del museo como de su unidad de comunicación, en declaraciones recogidas por el diario Libération. La joven asegura al medio francés que su intención "no es hacer boicot al museo" y que quiere volver en el futuro. Lo que sí pretende es "llamar la atención sobre el hecho de que la discriminación de género existe todos los días para las mujeres".