Según ha indicado Espadaler en unas declaraciones hechas en los pasillos del Parlament, la Fiscalía ha remitido a su departamento una instrucción para hacer el seguimiento de las actividades de Martínez Singul "desde el minuto cero" en que sea puesto en libertad.

Esta puesta en libertad podría tener lugar el jueves tras haber aceptado voluntariamente someterse a una terapia de inhibición del deseo sexual, también denominada "castración química", y cuando ya ha cumplido su última condena de más de más de tres años por intentar abusar de una niña de 12 años.

El conseller de Interior ha explicado que los Mossos d'Esquadra no podían actuar por cuenta propia en este asunto por lo que esperaban alguna instrucción judicial para poder llevar a cabo el seguimiento y el control "no invasivo" sobre las actividades del "segundo violador del Eixample". El conseller Espadaler ha precisado que "no habrá un seguimiento exhaustivo a la persona, pero sí una cierta vigilancia" compatible con un control "no invasivo" sobre la actividad del citado individuo.

El llamado violador del Eixample negó los hechos que le hicieron pasar encerrado los últimos tres años. Ahora que será puesto en libertad, la víctimas temen que vuelva a reincidir. La abogada de ellas, María José Varela,  abogada de las víctimas asegura que las mujeres que sufrieron un ataque de esa manera siendo aún niñas que dejó una herida con una cicatriz.

La primera condena fue en el año 1993 por violar a cinco mujeres, agredirlas sexualmente a nueve e intentarlo en cuatro ocasiones más.En esa ocasión cumplió 16 de los 65 años de condena, una pena rebajada porque nunca se le concedieron permisos penitenciarios.

Estando de nuevo en libertad reincidió hasta tres ocasiones. Una de ellas en Francia, donde le mostró los genitales a una niña de ocho años. A pesar de que huyó del país para librarse de la cárcel, las autoridades españolas le devolvieron al país vecino.

En 2009 se masturbó delante de dos chicas a las que persiguió hasta el portal. En esa ocasión acudió al juicio con la cara cubierta, y criticó a la prensa: “Os pasáis, una cosa es informar y otra cosa es el acoso.  Yo ya he rehecho mi vida”, poco después cometió la agresión por la que ha estado preso hasta ahora.

Durante casi cuatro años se sometió a un tratamiento para el control de agresiones sexuales e inhibición del deseo sexual, los cuales ha pedido voluntariamente seguir con ellos fuera de prisión.