Es el temor de los cazadores. Prohibir la caza, dicen, dejaría al medio rural herido de muerte. "En la caza hay muchas personas, sería un palo tremendo", apunta Manuel Alonso, de Unión Nacional de Asociaciones de Caza.

Calculan que el sector mueve 6.500 millones de euros al año, el motor económico de muchos pequeños pueblos. "Si hoy en día hay campo, es por los cazadores", apunta Manuel Díaz, cazador.

José Manuel, de la Federación de Caza en Lugo, la defiende como la mejor solución contra las plagas. Advierten de que muchas especies llegarían a las ciudades y de que se multiplicarían los accidentes de tráfico provocados por animales.

"Tenemos 250 municipios afectados por plagas de conejos. En un año se abaten más de 500.000", apunta Raúl Esteban, de la Federación de Caza de Valencia.

Pero después de conseguir la suspensión de la caza en Castilla y León, PACMA va a por el resto de España. "País Vasco, Cantabria, Galicia, las dos Castillas...", declara Silvia Barquero, portavoz de PACMA.

Para ellos, la caza es el principal agente desestabilizador: responsable de la falta de algunas especies y de la superpoblación de otras. Consideran que la naturaleza es suficientemente sabia para regularse sola.