Cada diez minutos una mujer es asesinada en el mundo por su pareja o expareja. Es la forma más común de violencia machista, pero no la única.

"También está la que se produce en la calle por parte de extraños, agresiones sexuales, el acoso callejero, el acoso laboral, matrimonios forzados, la trata...", explica Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres.

Delitos que están tipificados en el código penal pero no en la ley contra la violencia de género. Las organizaciones feministas piden que todas las violencias machistas se recojan en la ley integral. "Sería bueno que los juzgados de violencia de género también juzgaran las violaciones", añade Soleto.

La raíz de la violencia contra las mujeres es el machismo y por eso Oxfam Intermon ha lanzado la campaña 'Me niego a'. "Hay una serie de estereotipos de género que normalizan las violencias machistas; hasta que no acabemos con ese machismo de base no pondremos fin a las violencias machistas", denuncia Zinnia Quirós, responsable de la campaña.

Lo mismo piensan en el Ayuntamiento de Benissa, por eso ellos han centrado su campaña en la prostitución o en las opiniones sobre el cuerpo de las mujeres. "El objetivo era que la gente reconozca aquello que no se reconoce. No se llega a una violencia extrema si previamente no hay violencias de baja intensidad", asegura Belén Ivars, concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Benissa.

Para erradicar ese machismo social es fundamental la implicación de los hombres. "Acabar con esa idea de que si no eres el asesino machista eso no va contigo; aunque la mayoría de los hombres no somos asesinos, sí podemos analizar qué responsabilidad tenemos en esa legitimación de la violencia", afirma Pablo Llama, representante de la asociación de Hombres por la Igualdad de Género. Acabar con las violencias machistas es labor de todas y todos.