El relato de la víctima del secuestro y tortura de su expareja es desgarrador. "Es la experiencia más vejatoria y aterrante, me llegué a orinar encima", se sincera entre lágrimas la agredida.

El presunto agresor es su expareja, con una orden de alejamiento vigente y a la espera de juicio. Según denuncia la víctima, él y otro hombre la abordaron en la puerta de su casa, la maniataron, le taparon los ojos y la metieron en un coche.

En una especie de trastero la golpeó en la cara en el cuerpo, y lo más grave, le echó pegamento en la vagina provocándole graves quemaduras en la zona. Estuvo secuestrada durante horas, momentos en los que su hijo estaba solo en casa mientras el agresor la decían "que le iban a matar".

Era una sentencia de muerte anunciada, porque según su abogada, en unos años se ha saltado entre 5 y 7 veces la orden de alejamiento. Días antes de la agresión salió una vez más de prisión, y al día siguiente mandó una amenaza a su abogada, en la que decía: "Esa zorra que me dejó y me paga no queriendo y denuncia. Pero en días se acaba esto. This is the end".

"Consideramos que la vida del niño corría peligro y decidimos denunciar", explica la abogada de la víctima. Sin embargo, aseguran que el juez creyó la versión del presunto maltratador, quien afirmaba que le habían usurpado la identidad y le dejó en libertad, pero sólo tardó unas horas en secuestrarla. "Esto sólo se va a acabar cuando me maten", denuncia la víctima.

El presunto agresor declara ante el juez mientras la víctima espera que esta vez sí ordenen su ingreso en prisión hasta que se celebre el juicio.