Tapado hasta las orejas, e ignorando a los medios salió ayer de la cárcel de Alcalá Meco, el violador del ascensor. Según algunos técnicos, no está rehabilitado y no ha querido asistir a los cursos para maltratadores sexuales que dan en prisión.  Pero después de, entre otros delitos, asesinar a Leticia Lebrato y a Marta Obregón, y aunque según la doctrina Parot tenía condena hasta 2022, ya está libre y, por ley, no tiene que recibir ninguna medida de control ni seguimiento

"El nuevo código penal contempla una medida novedosa que es la libertad vigilada, lo que sucede es que estas medidas no sé si se pueden aplicar a las personas que han ido saliendo de prisión una vez derogada de la 'doctrina Parot'", explica el abogado penalista Miguel Díaz Velasco.

Tampoco tendrán vigilancia, porque, igualmente, se rigen por el antiguo código penal, el violador del portal y el seco, que mató a tres personas. También están recién salidos a la calle, tras la decisión de Estrasburgo. Instituciones penitenciarias alerta de, en estos casos, hay una alta probabilidad de reincidir.

"Son personas altamente temibles y con componentes y desestructuraciones en la personalidad que efectivamente hace que tengan una tasa de reincidencia muy alta", señala el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste.

Los psiquiatras dicen que este tipo de criminales suelen ser tener trastornos mentales, sin solución, pero  que con un buen tratamiento son menos agresivos

Asociaciones de mujeres y familiares de las víctimas exigen un seguimiento, como el que se les realiza en países como Estados Unidos. Dicen que estos delincuentes no pueden vivir sin control. Una de las medidas más eficaces es la de la castración química, pero solo se les aplica si ellos lo piden, y esto no suele ocurrir.