Viajeros indignados y sentados por el suelo, maletas en los pasillos y mucho malestar público y político. Es la conclusión del viaje del 'no AVE de Extremadura' vivido este martes. El Alvia con destino a Badajoz tenía prevista su salida en Madrid a las 16.38, pero la ausencia inesperada de un maquinista ponía patas arriba todo el plan de viaje.

Según explicaba Renfe, el maquinista titular del Alvia que debía partir de Atocha "no se ha presentado" y el operario sustituto no tenía la formación adecuada para manejar este tipo de convoy, por lo que se decidía cambiar el tipo de tren, un regional de media distancia, con menos plazas que el Alvia. El Alvia contaba con 260 plazas, de las que ya se habían vendido 214. El tren de media distancia habilitado solo contaba con 185. Renfe ofreció entonces a una treintena de viajeros ir en autobús. Pero no todos aceptaron y según la compañía, una docena viajó en el suelo del convoy.

Al final, el retraso alcalzó los 45 minutos. Renfe ya ha anunciado que devolverá el importe íntrego de los billetes (algo que está en sus obligaciones si el retraso supera los 30 minutos). También ha comunicado que abrirá una investigación.

Pero el suceso ha vuelto a poner en evidencia la precariedad que denuncian desde hace años los extremeños. El propio presidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara ha pedido la dimisión del responsable, tachando el incidente de "desvergüenza".

Se da la coincidencia de que que el tren viajaba César Ramos, diputado por la provincia de Cáceres en el Congreso y encargado de los asuntos de Fomento, entre los que se incluye el tren. A través de su perfil oficial en Twitter ha denunciado que "lo que ha pasado con el Alvia con destino a Extremadura no es razonable. Los extremeños merecemos servicios dignos y esto solo incrementa la sensación de dejadez".

En redes, otros usuarios mostraban la situación:

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