A sus 60 años, Carlos pasó de vivir solo con sus dos gatas, a compartir habitación en una residencia. Y él es solo uno de los casos que se siguen repitiendo últimamente en las residencias y es que muchas de ellas están empezando a obligar a los residentes a compartir habitación.
"Es duro, difícil de llevar. Hay veces que quieres estar solo y que no entre nadie, que no estés escuchando la radio y la tv del vecino. No puedes conciliar el sueño a la hora que quieres, no te puedes concentrar para leer...", explica Juan Carlos, residente obligado a compartir habitación.
Una convivencia no elegida que vulnera su intimidad, como denuncia Tomás Plaza, otro residente: "Hay sitios que requieren intimidad y aquí eso no existe".
Conviven en 12 metros cuadrados contando el baño. Por ello exigen que les permitan vivir dignamente los últimos años de su vida: "Que se puedan terminar los días bien y no en un putrefacto sitio donde sabes que vienes a morir".
Las habitaciones no sólo son el lugar para dormir, sino en este caso también para vivir. Y para Gustavo García, portavoz de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, vulnera un derecho a la intimidad no poder tener una habitación para uno mismo: "Una habitación individual puede favorecer que las visitas no sean siempre en entornos colectivos, eso también es un atentado contra la intimidad".
Un club privado de lujo
Detenido el organizador de la fiesta en Torremolinos que prohibía la entrada a "maricones"
El promotor, denunciado por delitos de odio, calificó al colectivo LGTBIQ+ de "enfermos" y enfrentó investigaciones de la Fiscalía y denuncias de 47 asociaciones, incluida la alcaldesa de la localidad.