Hace 25 años que pasó: Nuria llegaba a casa de madrugada cuando un hombre se le abalanzó por detrás. Evitó la agresión, pero desde ese momento reconoce que el miedo le ha robado momentos de libertad: "Pasé casi un año hasta que deje de tener ese temor físico y mental de que vas mirando para atrás, vas pensando a ver si este".
A Sandra la violaron y ha pasado el mismo calvario: "Estaba aterrorizada a mirar a las personas a la cara, a andar en la calle. Quería estar solo en casa, no ver a nadie, no escuchar a nadie".
Casos como la violación múltiple ocurrida en los últimos Sanfermines pueden hacer que la víctima reviva la agresión: "Se reexperimenta y se revive el miedo durante todo el proceso de recuperación. Por eso es tan importante el trabajo especializado" asegura Sonia Lamas, psicóloga del Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales.
Para aplacar ese miedo es crucial que la mujer pida ayuda. En España, solo nueve comunidades tienen centros para víctimas de violencia sexual: "No avanzaremos si no hacemos prevención, en educación, en formación a profesionales" defiende Lamas.
A Sandra acudir a uno de estos centros de ayuda le ha cambiado la vida: "Me sentía como un gusano. Prácticamente yo he renacido con ellos. Sé que nadie me va a volver a destrozar". Las ONG reclaman que la Ley Orgánica de protección integral contra la violencia de género incluya también la violencia sexual porque es una de sus manifestaciones más extendidas.
Otro gasto más
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