María Sevilla, la presidenta de infancia libre que fue detenida acusada de secuestrar a su hijo durante dos años en una finca de Cuenca para no entregárselo a su padre, sigue acusando a su expareja, Rafael, de haber abusado sexualmente del menor. Unas acusaciones que quedaron archivadas judicialmente por falta de pruebas.

En una entrevista en 'Espejo Público', Sevilla, acusada de un delito de sustracción de menores, ha explicado que ella retuvo a su hijo porque cree "verdaderamente" que su padre abusó de él: "Hay más de 15 profesionales públicos y privados que lo creen".

Además justifica el secuestro alegando que lo hizo porque la "justicia" no protegió a su hijo: "¿Qué harías como madre?". En su relato también justifica el hecho de que su hijo estuviera sin escolarizar.

"El niño tenía un justificante de los médicos que le trataban diciendo que si la situación de persecución policial para obligarle a ser entregado a su padre se seguía dando, el niño no podría asistir al colegio", apunta.

"El trabajo se ha seguido gestionando, el niño tenía medicamente la posibilidad de no asistir al colegio hasta que esta situación frenara, como no frenó el niño no fue al colegio", se justifica.

Sevilla también ha relatado cómo fue el momento en el que se produjo su detención. "Entraron a las 2:20 de la madrugada, reventaron las puertas, las ventanas y las paredes a punta de pistola, en ningún momento bajaron las pistola. Con los dos niños dentro de la casa", relata.

Además, asegura que es falso que se resistieran a abrir las puertas de la finca y acusa a los agentes de romper la cerradura de la casa: "No se nos permitió abrir la puerta, entraron con una barra de metal. Saltó el pestillo entero y mi marido no pudo abrir la puerta. 16 agentes a las 2:20 de la madrugada con dos niños dentro a punta de pistola".

María Sevilla también ha desmentido que los niños estuvieran encerrados en la casa y asegura que "llevaban una vida normal" con salidas a la calle. A pesar de ello señala que "el chivatazo lo dio uno de los vecinos".

Así fue el presunto secuestro del hijo de María Sevilla

Rafael dejó de ver a su hijo a finales de 2016 y desde entonces él solo tenía clara una cosa: Samuel, de 11 años, no estaba matriculado en ningún colegio.

Desde que se separó de esta mujer, María Sevilla, en 2010, ella ha incumplido reiteradamente el régimen de visitas, hasta que en 2012, él interpuso una demanda, pero María le acusó de abusar sexualmente del niño. Eso fue, para el padre, "el tema más duro de lidiar".

Sin embargo, peritos, psicólogos y asistentes sociales lo han negado en todas y cada una de las pruebas practicadas. De hecho, los jueces archivaron el caso hasta en cuatro ocasiones. Afirmaron que se había producido una posible instrumentalización materna de la denuncia de abuso sexual y concluyeron que no había indicios racionales de criminalidad contra el padre.

Así, en 2017, le conceden definitivamente la custodia, pero ella se había marchado. Para entonces ya había montado la asociación Infancia Libre para proteger a los niños de abusos sexuales. Y llegó a registrar 25 preguntas en el Congreso sobre las estadísticas de maltrato infantil. Pero esa cortina de humo no evitó que en junio de 2018 se dictara una orden de detención contra ella. La Policía Nacional encontró a Samuel en abril de este año en condiciones lamentables en una finca aislada de Tarancón, en Cuenca.

No iban al colegio desde hacía más de un año, ni tampoco al médico. Solo veían la luz unos minutos al día. La policía tuvo que entrar por la fuerza y neutralizar al perro de raza pibull que los custodiaba. El pequeño Samuel aseguró que Dios le había dicho que su padre no le quería y que de mayor quería ser pastor evangelista.