El de Lucrecia Pérez fue el primer asesinato racista ocurrido en España. Tuvo lugar en noviembre de 1992, cuando un guardia civil y tres neonazis mató a balazos a la mujer dominicana en las reinas de una discoteca de Aravaca.
Esa noche, esos jóvenes salieron a "cazar negros", llegando a este punto donde dormían migrantes dominicanos. Hoy, la hija de Lucrecia, Kenia Carvajal, habla con laSexta sobre un crimen por el que todavía hoy siente "rabia".
"Te da rabia que, por simplemente el hecho del color de la piel, venga una persona a quitarte la vida. No entedemos, no nos lo podemos explicar", lamenta 30 años después de lo ocurrido. La razón del asesinato, según el fiscal que juzgó a los cuatro asesinos de Lucrecia, fue porque ella era "extranjera, negra y pobre".
Lo cierto es que ese asesinato provocó una multitud de protestas sociales, con Lucrecia siendo "un símbolo", en palabras de su hija. "A partir de ahí, mucha gente se concienció y empezó a alquilar pisos a migrantes", recuerda.
Kenia Carvajal critica los discursos políticos de odio "incrementan" las opciones de que crímenes así ocurren. En 1992, ella tenía 6 años y vivía con su padre en Santo Domingo. El tema todavía es un tabú, pero la ayuda de los vecinos fue clave: "A mí me da miedo que me pueda pasar lo mismo, que alguien me ataque por mi color de piel y que mi hijo se quede sin madre".
Ahora, su lucha sigue desde una asociación para apoyar a otros migrantes mientras mantiene la esperanza de que no tenga que lamentar más víctimas por racismo.