Los estudiantes sordos se sienten desplazados porque en su escuela los intérpretes no cubren todas sus horas lectivas: “Estamos diez horas dentro del aula sin intérpretes y perdemos toda la información" cuenta en Jonathan Folquè, un estudiante sordo.

A otros, sus derechos, le llegan tarde: “Al día siguiente vuelves a contactar con el logopeda: 'oye ¿qué pasa? Por favor, que aún no tengo intérprete’. Y te dicen que tranquila, que no pasa nada y que se arreglará. No es así. Las cosas no son así. ¿Dónde están mis derechos?” afirma Esther Viñas, estudiante de Administración y Finanzas.

Esther y Juanma estudian en la Universidad Complutense de Madrid. Solo les facilitan 20 horas de interpretación a la semana. “En algunas asignaturas no me proporcionan intérprete. Entonces hay dos vías: o directamente voy a la clase sin intérprete, con lo que no accedo a la información, o directamente no voy a clase. La consecuencia es que voy a suspender mi asignatura” explica Esther.

Si suspenden, su universidad les deniega el intérprete para la asignatura. Lo justifican diciendo que no reciben financiación del Estado para integrar a estas personas, y dejan entrever problemas económicos. “La sensación que tenemos las personas sordas es al revés: que nosotros no somos los que tenemos barreras, sino que es la sociedad la que no está preparada para incluirnos. Ellos son los que tienen la discapacidad” dice Juan Manuel García, estudiante de Pedagogía. Mientras ellos siguen luchando para que no les priven del acceso a su educación.