"Tremenda la cantidad de kilos que han subido algunos niños durante el confinamiento", escribía en Twitter el pasado 17 de junio la doctora Amalia Arce, pediatra del hospital HM Nens de Barcelona. Y continuaba hablando de un caso récord: "Una niña de 3 años recién cumplidos que ha aumentado 8 kilos desde el control anterior hace 6 meses. Y van 24! [kg]".
La situación es alarmante porque a esa edad lo normal es que haya un aumento de peso de "dos o tres kilos en un año", explica la pediatra al otro lado del teléfono. El confinamiento ha sido una situación estresante para todo el mundo, pero ha influido más a quienes tenían una situación previa más vulnerable: "Era una niña que ya tenía un problema de obesidad, pero durante el confinamiento ha sido brutal", reconoce Arce.
Aunque este caso es especial porque tenía un peso alto antes del confinamiento, a la consulta de la pediatra también acuden pequeños que están en situaciones similares por primera vez: "Muchos niños en edad escolar que ganan un par de kilos al año han subido 5 o 6 kg desde el último control, y eso es mucho", asegura Arce, que ha notado que son los escolares de entre 5 y 12 años quienes más han engordado, al menos en su experiencia durante estas semanas.
La Organización Mundial de la Salud considera que la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI en todo el mundo, también en España, donde el confinamiento no ha hecho más que empeorar el problema.
El confinamiento impacta en dos grandes ejes de la obesidad: la actividad física y la dieta"
El motivo es que el confinamiento ha afectado más a los niños porque "impacta en dos grandes ejes de la obesidad: la actividad física y la dieta, así como sus elementos asociados. Más horas de pantalla (TV, horas de ordenadores, videojuegos y móviles), una vida más sedentaria, alteraciones del sueño y más consumo de bebidas azucaradas y alimentos altamente calóricos", enumera Empar Lurbe, jefa de grupo investigador del CIBERobn, del servicio de pediatría del Hospital General de Valencia y directora del Grupo de Investigación de Estudio del Riesgo Cardiovascular en Niños y Adolescentes en el (Incliva).
La pérdida de la rutina debido al cierre de las escuelas por la pandemia de coronavirus también ha sido uno de los elementos fundamentales. Se descontrola la alimentación, el ritmo diario y la actividad física que tenían regulada, sobre todo, por el horario escolar y las actividades extraescolares: "El horario regular es casi lo más importante: levantarse a una hora, tener unas rutinas… porque sino están desorientados y no tener horizonte", explica la doctora Amelia Martí del Moral, catedrática de la Universidad de Navarra y jefa de grupo de Obesidad Infantil de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).
Por su parte, Empar Lurbe recuerda que está más que demostrado que en las vacaciones estivales se produce un aumento ponderal del peso: "No hay un aumento exacto, si bien lo que se ve es que el peso que se gana no se pierde a lo largo del curso normal. En las vacaciones, al igual que en el confinamiento, se pierde la rutina diaria", argumenta la catedrática.
Las horas de pantalla se relacionan directamente con la grasa que adquieres"
Aunque es algo similar a lo que pasa en la época estival, la pediatra Arce considera que en esta situación ha habido "factores añadidos, porque la situación ha sido estresante e inesperada y probablemente ha sido peor", reconoce.
Otro de los elementos que han influido en el aumento de peso de los menores es el sedentarismo derivado del consumo de pantallas que, según Lurbe, "es directamente proporcional a los gramos que se engordan. Eso lo hemos visto hace mucho, las horas de pantalla se relacionan directamente con la grasa que adquieres. El sedentarismo aumenta mucho la obesidad infantil, las horas que están sentados son igual a las horas en las que se coge más peso", insiste la médica.
¿Qué hago si mi hijo ha cogido peso durante el confinamiento?
Como hemos visto, es posible que los pequeños de la casa hayan cogido peso en estos meses de confinamiento, algo que no debe hacer saltar las alarmas en exceso, pero sí se debe intentar buscar el remedio para frenar el problema: "La solución es buscar cuál ha sido el origen de la subida de peso, buscar la explicación en los factores de vida", aclara Martí.
Se debe analizar si han variado las horas de sueño o ingestas, si en casa se come mucha sal o se abusa de las grasas saturadas, si se comen demasiadas veces al día o si el fin de semana es demasiado sedentario, por ejemplo. Porque los niños, sobre todo los menores de 12 años, "copian, imitan todo el día. Dependen de si el padre o la madre puede salir con ellos a montar en bicicleta, a pasear… Todo lo tienen que hacer en compañía", explica la experta en obesidad infantil.
Y al igual que todo lo relacionado con nuestros hijos e hijas, la clave es la educación y 'predicar con el ejemplo': "Los padres y madres tienen que dar ejemplo y enseñar hábitos saludables, alimentación variada, actividad física, evitar los excesos de alimentos, de pantallas, dormir las horas necesarias y tener un esquema regular: el orden, la rutina".
La crianza "requiere tiempo de calidad: adecuado, suficiente, necesario para educar. Porque si estás un segundo, si tienes mucha prisa o si es más importante tu trabajo es muy difícil que tengas una atención suficiente para realmente educar", concluye Martí.
* En el siguiente documento puedes consultar los consejos de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo) para evitar la obesidad infantil en familia de cara a prevenir la obesidad infantil durante el confinamiento, aunque se puede generalizar a todos los niños o niñas en cualquier momento: "Habría que ponerle un 'post', pero es muy general para la vida", asegura Martí.