Todo litro de agua cuenta, por eso un grupo de vecinos vacían garrafas de agua en Chillarón del Rey, Guadalajara, mientras gritan "este pantano lo vamos a llenar", se trata de un gesto simbólico en defensa del Tajo: "Esto es una calamidad, se le da riqueza quizás a una región, pero se empobrece otra", asegura uno de los participantes en las protestas.

"Yo entiendo que el agua no es propiedad de nadie, es propiedad de todos, pero lo que no puede ser es que se beneficien unos a costa del desastre que nos están haciendo a otros", dice una de las manifestantes. Vecinos de los pueblos que rodean los embalses de Buendía y Entrepeñas no desisten en su lucha contra el trasvase Tajo-Segura.

"Necesitamos que paren los trasvases ya, hemos tenido en años anteriores problemas de abastecimiento y este año, en la situación en la que estamos, seguramente que se van a repetir", explica Francisco Pérez, presidente de la Asociación de vecinos Ribereños. Una caravana-protesta para reclamar una vez más, la suspensión del trasvase a una cuenca en la que ha llovido el doble de lo habitual en lo que va de año y cuyos embalses están mejor que de los que sale el agua.

Critican la última decisión del ministerio de Medio Ambiente, que permite trasvasar hasta 20 hectómetros cúbicos a través del acueducto Tajo-Segura: "He pedido a los grupos parlamentarios que piensen un poco con la cabeza y que hagan unas leyes que el trasvase se cambie y unas leyes de racionales", asegura Julián Palomar, alcalde de Chillarón del Rey.

Se trata, dicen los vecinos, de un "saqueo" que impide la recuperación del río, amparado en una 'Ley irracional' y exigen acabar con el trasvase, adecuar los caudales del río a las necesidades de cada tramo y crear infraestructuras que recuperen, dicen, la débil economía de la comarca.