Francisco Cruz, el tío de Gabriel, ha declarado que vio un rastrillo, una pala plana y un hacha en la finca de Rodalquilar, algo que "le extraño mucho" ya que las herramientas no eran suyas ni de Ángel, el padre del menor.

"Estaban ordenadas en línea y me extrañó muchísimo. Ángel no tiene normalmente herramientas allí. No son herramientas que se usen para hacer obras", ha señalado ante la jueza. Cruz ha apuntado que esas herramientas estaban normalmente en otra vivienda de la familia, la de Las Hortichuelas, la residencia habitual de la abuela del menor.

En su declaración, Ana Julia Quezada señaló que Gabriel cogió un hacha que había en la finca y empezó a gritarle. "Me dijo que era fea, que quería que me fuera a mi país, me llamó negra", añadió entre lágrimas.

"Simplemente le tapé la boca, no quería hacerle daño al niño. Sólo quería que se callara, no quería matarle, no quería quitarle la vida. Le tapé la boca y la nariz, estaba muy nerviosa", declaró la acusada. "De lo demás no me acuerdo, cuando lo dejé, ya no respiraba". Sostiene que entonces vio una "pala y decidió hacer un agujero".

Unas herramientas que el tío del niño ha negado que estuvieran previamente en la finca familiar de Rodalquilar. Francisco Cruz ha declarado que durante los días de búsqueda notó a Ana Julia "muy nerviosa" y "siempre estaba inquieta y queriendo hacer cosas".

El tío de Gabriel ha señalado que no recuerda haber visto tablas arrancadas o dispuestas sobre el hoyo en el que se enterró a Gabriel, pero sí que interpelaron a Quezada por haber llevado a su hija de 10 años a la finca sin aparente motivo.