Este miércoles se cumplen 20 años del asesinato de Rocío Wanninkhof, un caso lleno de errores y con interrogantes que todavía continúan sin resolver.
El cuerpo de la joven apareció quemado en un descampado con ocho puñaladas por la espalda cerca del municipio malagueño de Mijas.
Entonces, todas las culpas se dirigieron a Dolores Vázquez, la expareja de la madre de Rocío. Fue sometida a un juicio mediático y condenada por un asesinato que no cometió.
Primero, Dolores Vázquez fue sentenciada por los vecinos y después, por un jurado popular. No había indicios que la inculparan, solo una implacable presión mediática y filtraciones interesadas de la Guardia Civil.
Tras pasar 17 meses en la cárcel, el Tribunal Superior de Justicia ordenó repetir el juicio y apareció Tony King, que mató a otra joven en una zona cercana. Durante la investigación descubrieron que el ADN encontrado en el cadáver de Rocío Wanninkhof era suyo.
La culpabilidad de King destapó el segundo error. A pesar de que Reino Unido alertó a las autoridades españoles de su peligrosidad, nadie sospechó de él.
Pero los errores no se quedaron ahí. La sentencia contra Tony King asegura que no cometió el crimen solo, sino que dos personas le ayudaron, aunque no se sabe quienes son.
Al terminar el proceso, Dolores Vázquez reclamó cuatro millones de indemnización por los 17 meses que pasó en la cárcel, pero finalmente no le reconocieron esta indemnización.