El menor se encontraba en un proceso de preadopción, no en un acogimiento temporal. Un dolor innecesario en las dos partes. El sistema, dicen, debe cambiar. "Hasta que no haya la seguridad de que la madre no va a reclamar al niño no se puede dar en adopción", insiste el abogado de los padres preadoptivos.

La sentencia se ejecuta sin ser firme, estando recurrida ante el Supremo. Ahora el menor está en Oviedo, pero si el Supremo falla en un futuro a favor de la familia preadoptante volvería a pasar por esta situación tan dolorosa.

El menor siempre es lo más importante y debe tener un proceso de adaptación que no ha tenido. "¿Quién está valorando aquí el daño que se le está haciendo al niño?", explica Montse Lapastora, psicóloga especializada en adopciones.

Independientemente de lo que ocurra los psicólogos aseguran que es vital para su desarrollo que puedan contar con el amor y el cariño de las dos familias.